Un sistema de lubricación por circulación como el de una turbina, generalmente se construye para eliminar las condiciones que pueden generar espuma. Estas incluyen fugas en la succión de la bomba, excesivo salpique o turbulencia en el retorno de aceite al tanque y tuberías de retorno con una sección transversal insuficiente. Tanques de aceite, cajas de engranajes y reservorios correctamente ventilados u otros métodos de ventilación positiva de los tanques son utilizados para proporcionar y ayudar sustancialmente en la eliminación de cualquier cantidad de espuma que se forme.


Los nuevos aceites de turbina de alto desempeño deben tener una buena resistencia a la formación de espuma. Sin embargo, la oxidación y la contaminación tienden a destrozar esta propiedad. Ciertos subproductos de la oxidación, suciedad, partículas de herrumbre, etc., tienden a generar espuma estable. Por lo tanto, además de las estrategias de control de la contaminación, es necesario el uso de un aceite con una elevada resistencia a la oxidación con la finalidad de preservar las propiedades originales del aceite.


A mediados y finales de los años 40, los aceites utilizados en las turbinas eran minerales puros (sin aditivos). Con el transcurso de los años, las presiones y temperaturas se han estado incrementando. Ha habido también un crecimiento continuo en la capacidad de generación sin el correspondiente aumento en el tamaño físico. En consecuencia, el aceite de turbina ha estado expuesto a un calentamiento mayor por las cada día más elevadas temperaturas de operación. Eventualmente, estas condiciones fueron tan severas que los aceites minerales no tenían una aceptable vida en servicio. Esto hizo necesario el reforzamiento de las características del aceite con el uso de aditivos químicos.
El desarrollo de aceites de turbina con aditivos para mejorar la resistencia a la oxidación y proteger las superficies contra la herrumbre, requiere también el desarrollo de bases lubricantes de una elevada calidad inherente para elaborar productos estables que respondan rápidamente a la adición de tales aditivos. Estas bases lubricantes requieren de una cuidadosa selección del tipo de crudo (petróleo) y un buen proceso de refinación.


Uno de los fluidos resistentes al fuego disponibles en el mercado, los formulados con ésteres fosfatados, han demostrado ser más efectivos desde el punto de vista de su desempeño global y costo. Estos ésteres inorgánicos, formulados con aditivos cuidadosamente seleccionados, constituyen un grupo de aceites sintéticos hechos para sustituir a los aceites minerales donde se requieren aceites resistentes al fuego (no combustibles).


Una larga vida en servicio de los aceites de turbina de alto desempeño, puede ser lograda siempre y cuando la contaminación se mantenga en los niveles más bajos.